Nuestra Señora, que estuvo en Belén, en la huida a Egipto, en Nazaret, en el calvario, no iba a dejar a su Hijo sólo en el Sagrario. Y de la misma forma que estuvo en Pentecostés, junto a los discípulos antes de la Ascensión, está ahora con nosotros en cada Eucaristía, enseñándonos a contemplar y a adorar a su Jesús.
Nuestra Señora, que estuvo en Belén, en la huida a Egipto, en Nazaret, en el calvario, no iba a dejar a su Hijo sólo en el Sagrario. Y de la misma forma que estuvo en Pentecostés, junto a los discípulos antes de la Ascensión, está ahora con nosotros en cada Eucaristía, enseñándonos a contemplar y a adorar a su Jesús.
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