jueves, 10 de septiembre de 2009

Una historia sobre las tentaciones que el Diablo nos ofrece...


Hace un tiempo atrás Satanás realizó una venta de garaje.

Allí estaban, parados en pequeños grupos, todas sus brillantes baratijas.

Tenía herramientas que ayudaban a romper, a malograr.

También había lentes de aumento para aumentar la propia importancia, y que si mirabas por el otro lado, podías usarlos para disminuir a los demás o incluso a uno mismo.

Contra la pared estaba la usual variedad de implementos de jardinería con la garantía de hacer crecer la soberbia: el rastrillo del desprecio, la lampa de los celos para cavar un abismo entre uno y el prójimo, las herramientas del chisme y la calumnia, de egoísmo y apatía.

Todos estos utensilios eran agradables a la vista y venían llenos de promesas y garantías de prosperidad. Los precios, claro está, no eran muy baratos; ¡pero no había que preocuparse!, tenía grandes facilidades de pago para todos los clientes.

"¡Llévelo a casa, úselo, no se preocupe que lo pagará más tarde!" era la frase favorita del Diablo. El visitante notó dos herramientas desconocidas y muy desgastadas de pie en una esquina.

Y sin ser ni cercanamente tan atractiva como los otros objetos, le pareció raro que estas dos herramientas tuvieran un precio más alto que las demás.

Cuando preguntó por qué era esto, Satanás sólo sonrió y dijo: "Bueno, eso es porque yo las uso muchísimo.

Si no tuvieran tan mala apariencia la gente las vería como son realmente." El Diablo señaló las herramientas diciendo: "Mira, esa es la propia inseguridad y la otra es la desesperanza, y estas serán las únicas que funcionarán."

4 comentarios:

Guerrera de la LUZ dijo...

¡Angelina queridísima!

Tenía muchas ganas de venir tranquilamente a verte, ya sabes como es la vorágine del día a día.

¡¡Qué preciosidad de blog tienes!!, me ha encantado. Qué alegría más grande ver que estás difundiendo los mensajes de Nuestra Madre, la Reina de la Paz desde Medjugorje y que te has unido al Rosario por los blogueros ¿verdad que es una iniciativa maravillosa?

En cuanto actualice te enlazo para seguirte a menudo.

Un abrazo querida hermana.

Unidas en la oración.

Carmen dijo...

Recibe mi visita y mi saludo cordial apreciada amiga.Es muy interesante tu reflexión.Que María Santísima nos guarde y nos cuide de esos peligros que paralizan no solamente a las personas, sino también a los pueblos y naciones...un abrazo,

Carmen

eligelavida dijo...

Una buena moraleja. A veces no nos damos cuenta de que lo peor que nos puede pasar es caer en la desesperanza, o no creer que somos capaces de mejorar o de hacer el bien. Lo cual, naturalmente, es incierto, porque no somos nosotros quienes lo hacemos. Y sabemos de quien nos fiamos.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

La desesperanza es una herramienta mortal, querida Angelina.
Muchas gracias por ponernos sobre aviso. ¡Siempre es conveniente!
Besos, linda.
;O)